viernes, 19 de diciembre de 2008

Lo que dicen algunos de Ginés Liébana


Hombre de sencillez conmovedora, y artista completo, nació en Torredonjimeno en 1921, trasladándose a los cinco años con su familia a Córdoba, ciudad que le tiene por suyo, y donde aprendió el oficio de vivir y de crear. Es, con Pablo García Baena, quien inicia el grupo Cántico, primera avanzada de la poesía de posguerra andaluza, baluarte de libertad e independencia, considerado hoy como un movimiento capital en la cultura española. En 1940 se traslada a Madrid, en cuya bohemia se forja como pintor, ganándose la vida como ilustrador del desaparecido semanario “El Español”, y en 1950 se exilia en París, donde permanece cuatro años, estableciendo luego su residencia en Río de Janeiro y Lisboa. A Madrid regresa en los años 60, donde se establece definitivamente, si bien sin perder nunca su conexión con Córdoba.

Considerado como uno de los dibujantes más precisos y perfectos del siglo XX en España, de exaltar su obra se han encargado escritores como César González-Ruano, Raúl del Pozo, Francisco Nieva, Carlos Edmundo de Ory, José Hierro o Antonio Gala y Francisco Umbral. Él mismo es autor de numerosas obras, tanto de teatro como de poesía, a partir de la que fuese su obra primera, El árbol en la alcoba (1989): El navegante que se quedó en Toledo (1986), Penumbrales de la Romeraca (1990), Bye. bye, lágrimas (1990, en colaboración con Silvia Marsó y Carlos Villarrubia), El mueble obrero (1990) etc, obras a las que hay que agregar otras tantas, recientemente aparecidas: La tienda de las ambigüedades (2001), Travesía de la humedad (2003) y Bestiamente (2006).

Su pintura, mágica y simbólica, miniaturista, intensa y sensual, constituye la mejor metáfora de la esencia y modo de ser y sentir andaluces. En 2005 le fue concedida la Medalla de Oro de Bellas Artes a su magna labor y dilatadísima trayectoria.